FUERON TIEMPOS atràs cuando a los españoles nos enviaban dinero arraudales,procedente de la Europa rica,para darle augen al paìs con inversiones a troche moche,que cada gobernante sobretodo pueblerino,invertìa a su antojo,para complacencia de algunos,aunque a otros no les gustara.
Puès fuè por esa època de las vacas gordas,cuando por estas latitudes,con un gobierno local,adicto al pincho y la tortilla,se inundara el contorno de mesas de piedra labrada y bancos a la medida,para celebrar,cuando la ocasión lo permitiera las consiguientes merendolas.
No han tenido la aceptaciòn esperada,cuando tales merenderos se vieron desbordados por el abandono,porque como otras obras cuando no se utilizan,se traducen en "silveiras", como la casa destruida que perdiò su dueño.
Como para caminar hacen falta piès y cabeza,fuè asì como ese derroche de dinero,se aprecia ahora en obras inùtiles que no sirven a nadie y antes que adornar,desprestigian a quienes gobiernan,al hacer politica con el dinero,que canalizado a fines rentables,podrìa ahora reportar su utilidad,aun cuando se siguieran merendando,para hacer esa polìtica de la tortilla y el pincho que tanto se estila en la Galicia nuestra,donde siempre ha reinado la devociòn al santo y por consiguiente la romerìa para abrir la cesta sobre el mantel y luego cantar y bailar la muiñeira.
Y es ahora cuando contemplamos esos merenderos sin merendillas, porque ya solo quedan algunos para tender el mantel. Como ya no quedan deportistas, para golpear la pelota y la raqueta en esas pistas de tenis,que se cubren de musgo. Como nuestro campo de futbol, que unos han construido para dar alegrìa a una juventud, ahora abandonado,en el que los pocos jòvenes que existen no lucen sus pantorrillas,como los de antaño que hicieron, pueblo, campos y fiestas, aunque no merenderos adornados con una juventud,ansiosa del progreso,de la cual ya no quedan,porque se han traducido en pasotas, con bocadillo de unos tiempos,sin afan de progreso ni de trabajo,cuando tanto queda por hacer. Menos" merendolas y sardiñadas",que fuè cosa de algunos politiquillos de feria de otros tiempos.
Y es ahora cuando contemplamos esos merenderos sin merendillas, porque ya solo quedan algunos para tender el mantel. Como ya no quedan deportistas, para golpear la pelota y la raqueta en esas pistas de tenis,que se cubren de musgo. Como nuestro campo de futbol, que unos han construido para dar alegrìa a una juventud, ahora abandonado,en el que los pocos jòvenes que existen no lucen sus pantorrillas,como los de antaño que hicieron, pueblo, campos y fiestas, aunque no merenderos adornados con una juventud,ansiosa del progreso,de la cual ya no quedan,porque se han traducido en pasotas, con bocadillo de unos tiempos,sin afan de progreso ni de trabajo,cuando tanto queda por hacer. Menos" merendolas y sardiñadas",que fuè cosa de algunos politiquillos de feria de otros tiempos.
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