14 nov 2013

EL TAXISTA DE MADRID

FUE ALLA POR  LOS AÑOS CINCUENTA  cuando un dìa realicè un viaje a la capital de España. Despuès de tomar el tren en la estaciòn de Orense, de màquina  de vapor a las diez de la nochè.Arribè a la estaciòn del Norte en Madrid sobre las nueve de la mañana,del dia siguiente.En autobùs me dirigi a la Puerta del Sol,para desde allì iniciar el itinerario de mi viaje.Luego de alojarme en un hotel de la Plaza, (Paris),que todavìa hoy existe con su cartel en el alto de la fachada de Tio Pepe.Es el lugar donde me hospedè varios años y lo siguirè haciendo cada vez que viaje a la capital del Reino.
   Una vez acomodas mis prendas de viaje en el Hospedaje,descendì a la Plaza para efectuar un ligero recorrido y adquirir los consiguientes dècimos de Loteria entre las vendedoras que se instalan a su alrededor y en la administracion de doña Manolita, expendurìa popularmente conocida,ya desde cuando yo era niño.De la cual el diputado Merelles se la enviaba a mis padres,en Navidades cada año.Me dirijo a un bar de los que existe alrededor,sin dejar de mirar a Palacio de Goberenaciòn,desde cuyo reloj,los españoles escuchan las doce campanadas de  fin de año,para saborear las doce uvas,que abren la suerte del año siguiente.A la entrada del establecimiento.Una gran hilera de jamones de distintas regiones componìan el decorado.Pregunto al camarero.¿Cuales son los gallegos?. Y me responde: No me hable porque los jamones gallegos aquì se cubren de pelo y parecen gatos.Para jamones Castilla.Para vino del Ribeiro Galicia.¿Que le sirvo:Puès no se mucho lo que voy a tormar porque en este Madrid ni sabes de donde comes ni de donde bebes.Dame una sangria.Bueno paisano. Se la voy a servir de la especial,ya que los dos somos de la misma tierra.
   Retorno al exterior de la Puerta del sol y detengo un taxi para ver algo de la capital.Me situo al borde la calzada,alzo la mano y se detiene el primero.¿A donde le llevo ?:Al Corte Inglès.¿A cual?.A uno cualquiera:  Puès ahì tiene uno enfrente.Mejor ya va usted a pie.Sigo calle abajo y se me ocurre parar otro taxi.¿A donde le llevo:A la Cibeles?.Pero si ahì abajo la tiene.  Sigo camino de la fuente.Me acerco al borde levanto la mano y otro taxi se detiene a mi lado.¿A donde. quiere ir?:Al palacio de comunicaciones?.Pero lo tiene a sus espaldas.Me da la impresiòn que usted es de afuera:  Puès si de Galicia.¡Hombre somos paisanos!.Mejor  sùbete conmigo y hacemos un recorrido por la ciudad,para que la conozcas.
   Aceptè la propuesta y asi lo hicimos.Y aquel taxista amable hasta los dientes,me llevò por diferentes puntos de Madrid,entre ellos:Al Palacio de Oriente;El Palacio Real; Chamartìn (Hoy Bernabeu).El Retiro.El palacio de las Cortes. Con sus leones,ensalzando la portada Principal.  Y Al final el Palacio de El Pardo,residencia oficial de Francisco Franco,sin dejar de contemplar la llegada a tal lugar de la escolta mora del del Caudillo,al coincidir con la entrega de credenciales de un embajador hispanoamericano.Actos que solìan ser  de relevante vistosidad  en la capital de España,por el ceremonial,que a los mismos se les imprimia.
   Habìa que cerrar tambien la ceremonia de mi visita a la capital de España y nos dirigimos de nuevo a la Puerta del Sol,donde en uno de los restaurantes que la contornean,compartimos mesa y mantel,dos gallegos:Taxista y cliente.El que, se quedò haciendo carreras sobre los adoquines para ganarse el pan de cada dìa, mientras yo tomarìa al anochecer el expreso sobre los carriles de hierro,camino de retorno a Galicia, dejando escrita otra de las odisea que la vida que a cada uno nos brinda,para unirla a ese libro al que un dìa dejas de incorporar pàginas,  cuando algunas se quedan en blanco porque te ha faltado la tinta para su impresiòn.
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