23 oct 2011

AQUELA NOITE NA EIRA DE O PEREIRIÑO

CORRIA LA DÈCADA DE LOS AÑOS CUARENTA.- Beariz contaba con bastantes jòvenes,de ambos sexos.Fiesta y humor a cualquier hora del dìa,sin olvidar la jornada laboral que consistìa desde la madrugada,hasta el anochecer.Unos en el campo otros en la minerìa,sin que faltaran los aprendices de cantero,albañil o carpintero.Pero habìa las horas disponibles para la conviencia de mayores y jòvenes.Unos en la taberna otros,en grupos cantando o charlando en una sociedad llena de armonìa.Surgìan las ocurrencias y proyectos de cada dìa.Unos simpàticos otros menos, cualquiera que fuera era bien acogido por el grupo para ponerlo en pràctica.

Una noche de luna y estrellas,con el frìo del otoño,a alguien se le ocurriò darle la serenata al guardia civil y a su esposa. Para ello era preciso contar con Senen aquel gaitero de mi juventud,simpàtico a todo lo ancho y mùsico hasta en las orejas.Julio deberìa acompañarle con el bombo y Emilio con el tamboril.

Nos dirigimos al Iglesario,donde tenìan su residencia el matrimnio y sus dos hijas.Unos por el camino empedrado,otros cruzando por atrio de la iglesia junto al camposanto,donde descansan los restos de nuestros muertos, ajenos a las fiestas y canciones de la juventud,que ellos tambièn han entonado y vivido. El destino rendir honor a los vivos. En la Eira de O Pereiriño, con sus horreos,repletos de mazorcas de maiz.  Actualmente vacìos y en estado ruinoso,porque ya no son el complemento y la despensa de un pueblo agrìcola.  Porque no se ara la finca ni los molinos molturan grano,cuando ahora la harina proviene del otro costal.

Cuando la luz de la luna que iluminaba corredoiras y rincones,porque no existìan las luminarias como actualmente,impidiendo que se vean las estrellas y el comino de Santiago con su osa mayor,o la luz de la luna que antes brillaba como el sol del medidìa,  habìa que hacer el ensayo del   acontecimiento  Colocando el rollo de la cinta impresora,para gravar en la mente de cada uno,Las notas lanzadas a los cuatro vientos por la gaita,el bombo y el tamboril,acompañando a la canciòn que unos jòvenes habìamos compuesto para hacer la entrada en la morada de aquel matrimonio y sus dos niñas.

No era a "Eira do trigo",co refreixo do branco luar.Era el grupo de unos jòvenes llenos de alegrìa y buen humor que querìan brindar a aquella familia,sus caciones y sus muestras de afecto y amistad.precisamente en aquel lugar "A Eira de O Pereiriño", una noche otoñal,cuando el frìo viento soplaba sobre las laderas de Marcòfàn,procedente de O Testeiro y la Sierra de O Candan.De aquel monte donde azota el frìo invernal.Por algo aquel padre le decìa a su hijo:Levàntate e mira de donde ven o vento.El niño poniendo pie al suelo,se asomò a la ventana y al comprobar la procedencia del viento,le dijo a su padre:O vento ven de O Candan.Logo mètete a cama e durme,porque de alà veu tua nai e nunca boa foy.

Pero ni un viento ni el otro o el frìo de la noche, serìa motivo para que el grupo de jòvenes,llevàsemos a feliz tèrmino,lo prometido y lo proyectado,allì precisamente en el punto culminante del poblado: " O Pereiriño" con el carballo de a Gaiteira,al lado de la casa de aquella solterona,que con sus seis gallinas y la leche de su vaca parda abastecìa la despensa del señorito.A continuaciòn donde se hallaba entregada al sueño una niña que mas tarde serìa mi novia y ahora mi esposa.De frente una casa en la que una famlia numerosa se sumergìa en el sueño de la noche.La casa de Esteban de aire moderno,fruto de los pesos remesados de Cuba. Aquel joven del caballo blanco,cuando regresò de tierras caribeñas.A Casa de O Muiñeiro y la de Otero.Todas ellas en el recinto,hoy vacìas en estado ruinoso.De frente a la eira,el hogar del guardia y su familia,donde habìa que culminar la serenata, para lo cual era preciso acceder al interior por su ùnica puerta.Se hallaba semiabierta y la operaciòn de mostrò fàcil,sin imaginarnos que pudiera utilizar su fusil Mauser,el arma reglamentaria en la època, que como otras varias procedìa de la guerra,que anteriormente las enviaran de Alemania para la contienda.Una de las cuales fuè complemento de mi instrucciòn como soldado en Africa.

Habìa que esperar a las nueve de la noche,cuando en aquellos tiempos se tocaba la campana.El llamado toque de oraciòn y los vecinos de la aldea regresaban a sus hogares,despuès de la "ruada",que cada dìa se hacìa en una casa.

Operaciòn fàcil y sencilla,puesto que aquella pareja nos recibìa con los brazos abiertos revueltos entre la almohada y las sàbanas. Casi como dice la canciòn:Te lo ruego carpintero cuando construyas su casa,no pongas marco en la puerta ni postijo en la ventana.Puès quisiera entrar de noche cuado la luna se aclara y conteplar sus cabellos,revueltos en la almohada.

Al otro lado sus dos niñas rubias de pelo dorado,durmiendo a pierna suelta,como lo hacen los niños.Estampa de amor y de cariño que nos brindaron aquel matrimonio y sus dos hijas,que hicieron aun màs alegre la fiesta que con canciones y mùsica interpretamos en aquel hogar lleno de ternura y alegrìa,porque era la amistad que unìa a gentes y amigos de todas las clases,el respeto y el amor a la luz de la luna fuera en la Eira y con la claridad del candil dentro de aquel hogar donde la flor de sus niñas y el amor de sus padres,dejaron en la mente de todos el recuerdo imborrable de una noche de fiesta y serenata,entre amigos y familia,que mientras unos dormìan,en la tranquilidad de la aldea otros esparcìamos las notas de unas canciones,por las corredoriras y rincones bajo la luz de la luna.Ya todo aquello pasò...






































































No hay comentarios:

Publicar un comentario