6 oct 2013

CON AQUELLOS AMIGOS

UN DIA COMO OTRO CUALQUIERA, que acudes a la ciudad para no perder el contacto con la urbe,porque vives en una aldea,pueblo o villa,que como otras muchas se halla  vacia, porque ya casi todos se fuero y tu te quedaste,porque eres uno de los pocos que tienes apego al terruño.A ese rincòn ,conservando el calor donde has crecido,como otros muchos.Unos ya en la gloria otros que se han ido a otro lugar aguardando que cualquier dìa los cambien  de  sitio.    
 Y me ocurriò dias atràs,  que he viajado a la urbe.A esa ciudad donde he corrido de niño,jugando a las canicas como los demàs o guareciendome de la lluvia bajo los soportales,que todavia se alzan airosos como muestra de unas edificaciones,centenarias que aun siguen dando vida y cobijo a muchos y guardando recuerdos a otros,de aquella niñez,que no se borra con el correr de los años,sino que se recuerda,porque ya todo ha pasado,mientras el pilar que soporta el edificio sigue airoso,aun cuando se haya pulido por el roce de quienes como yo  lo abrazan,porque en el se halla grabado el recuerdo y la nostalgia de un pasado,con las lagrimas en los ojos recordando la cuna natal.Ese  calor que tuviste que abandonar para iniciar  el futuro de la vida.
   Pues fuè ese  dia que la necesidad de unas prendas para vestir  me llevò a caminar por la parte vieja, donde todavìa permanece  alguna  de aquellas  tiendas de antes,   que siguen ofreciendo  a sus clientes como yo,una vestimenta de antaño.
   Luego de hacer la compra y charlar con el amigo de la tienda,que de niño fuè compañero del colegio.Retorno por los soportales bajo la sombra y la frescura,porque la tarde se muestra calurosa y un refrigerio te obliga a detenerte sentado en la silla,mientras los traseuntes sobretodo turistas invaden la calle.Y lo que me ocurriò ese dìa al tormar asiento solicitando el servicio del camarero para tomarme un refrigerio.
 A mi lado en otra mesa una señora saboreaba el cafè de tarde como merienda,con los churros correspondientes.Esos churros de ahora descongelados al momento,porque ya no son como aquellos de la Calle de los Comercios,que vendìa la anciana churrera (4 una peseta,en mis tiempos de colegial). Solvetea el cafè y me mira de frente y sin meditarlo demasiado me pregunta:¿Tu eres Pepe?.Puès si, le respondo.   ¿Y no te acuerdas de Carmiña, de cuando eramos niños y jugabamos en la Plaza? y duspues de jòvenes  bailamos,alguna noche de  verbena. Ya han pasado tantos años,que todo se borra,hasta la imagen de las amistades,de la infancia y  la juventud.
  Cuantos años han transcurrido desde cuando fuiste niño y joven que hasta se  ha borrado la imagen de las amistades. Nos saludamos y de pronto regreso su esposo,que con un abrazo hicimos recordar pasajes de una niñez,corriendo por calles y jardines,como buenos amigos sin que aquellos lazos se hayan roto.Tras una pequeña tertulia,nos despedimos con el afecto de siempre.Mientras yo me dirigì a aquel pilar de la plaza.   Porque habìa que cumplir con el culto:  El abrazo,con la añoranza del pasado.
 Y es el antiguo de aquel tiempo traducido a un futuro,muy diferente  de  aquella otra època, cuando corrìas por la calle.Jugabas con tus amigos y rendias culto al PILAR del edificio de la Plaza de la Herrerìa que todavia sigue airoso,porque aquellas làgrimas de la  niñez,lo conservan vivo y radiante,con el recuerdo humedecido  y  la añoranza de la casa materna y la alegrìa de una  vivida con los amigos y amigas de la infancia,para forjarse el futuro de una vida,que ya camina en la recta final. Ya todo aquello pasò,sin que pasara al olvido.

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