29 ago 2011

POR TIERRAS CASTELLANAS

TARDE DE TOROS EN CASTILLA.-

Mi aficiòn a viajar, un dìa nos llevò a mi acompañante y yo por tierras de Castilla,por esos pequeños pueblos que aunque al parecer se hallan abadonados,algunos se divisan con la vida cotidiana de unos amantes que se resisten a abandonarlos conservando,sus moradas de bloques de arcilla,pintados de blanco como estampa de que aquì aun queda vida y la tradiciòn se siguen palpando aunque solo por una vez al año.

En aquel pequeño pueblo,con su iglesia y su Consistorial en la plaza mayor.En las calles el viento castellano aireaba las banderitas multicolor.Era el dìa de la fiesta mayor del lugar y el pueblo brillaba de regocijo y alegrìan,porque habìan regresado los de la urbe cercana y la banda de mùsica recorrìa aquellas callejuelas,adornadas de flores y con pavimento de adoquines,barridos para la fiesta.En la otra esquina la plaza de toros,de madera construida para el espectàculo taurino,como una tradiciòn de los pueblos castellanos.,que la conservan viva y radiante,porque ahì se rinde culto al santo y al toro,que unidos con un mismo fìn,hacen vibrar de alegrìa la tierra castellana,de grandes sembrados de trigo,antes producto del trabajo y el sudor de furnidos agricultores.Hoy liberados por las grandes màquinas que recorren las llanuras en època de siembra y recolecciòn,para recoger el trigo y producir la harina del pan blanco bregado de Castilla,que adorna mesas y manteles como el màs exquisito manjar. 

Vamos a los toros,nos dijimos los dos y me apresuro a proveerme de la consiguiente entrada,para por la tarde y despuès de haber saboreado un esquisito cordero,asado en horno de arcilla,compartir fiesta con aquella multitud,que lucìa las mejores galas para honrar a su Patron San Antonio .

Nos unimos a la gente de aquel pueblo castellano,por la calle rumbo al coso taurino.Alegres y contentos con nosotros nos preguntaban de donde èramos:De Galicia.¡Vaya!.¿Y como han venido a la fiesta desde tan lejos?.Nos pillò de viaje.Puès agradecemos su presencia entre nosotros,porque ya son pocos los que vienen.

Ocupamos asiento en aquel tendido,bajo los rayos del sol castellano.Cada vez que aplaudìamos nos miraban,como diciendo:Vaya con los gallegos que tambièn saben de lidia,hasta tocando las palmas.

Se lidiaron cuatro becerros,no muy armados de cornamenta; pero si bravos como los de la Plaza de San Roque de Potevedra.Algùn espontaneo salta a la arena con una copa de màs;pero aquì no hay "poli" y un mozo del pueblo acude a retirarlo.La banda de mùsica alegra la fiesta y nosotros mezcalados con la multitud pueblerina como unos vecinos mas,contribuimos a darle aire gallego para componer la estampa de aquella tarde taurina.Con las notas del pasodoble:El Gallo.

En una faena uno de los matadores subièndose a la barrera,nos obsequia con una oreja.Yo le digo que dos.Contestàndome:Al final le vamos a dar a ustedes las dos orejas y el rabo.

Asì lo hicieron al cerrar el festejo,un joven comisionado se acercò a nosotros y despuès de expresarnos su gratitud y la de todo el pueblo por haber asistido a la becerrada,nos obsequiò con un par de orejas y el rabo.Para ustedes el màximo TROFEO que se concede en este coso taurino a los matadores. Y quedan como invitados de honor para el pròximo año.

Asì es la gente de Castilla,  alegre y hospitalaria,simpàtica hasta en la mejilla y con los gallegos màs cuidando el recuerdo de los segadores,que tantos sudores han esparcido por las llanuras del corazòn de España en la època de siega.




















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